Desayuno histórico y ruta cultural de Vimianzo a Muxía (2ª parte)

Leer 1ª parte

Dejamos el hotel A Torre de Laxe alrededor de la una de la tarde, y nos adentramos por las carreteras locales en una improvisada ruta cultural con el historiador Xosé María Lema en dirección a Muxía. Hacemos la primera parada en un punto de la carretera AC-433 desde el que se distinguen en lo alto del monte las rocas multiformes de Os Penedos de Pasarela e Traba que acabamos de ver en fotografías. Pena de no tener más tiempo para llegar hasta ellos. Llueve y no salimos de los coches. Sin fotos.

Cereixo (Vimianzo).

Cereixo (Vimianzo).

Más tarde atravesamos el río Grande por A Ponte do Porto, en dirección al puerto de Cereixo. Se encuentra en la misma desembocadura del río Grande donde toma el nombre de ría do Porto antes de encontrarse con el mar. Otro río, el Carnés, vierte aquí sus aguas, y por sus orillas discurre un bucólico paseo de madera que contemplamos desde el muro del cementerio que rodea a la iglesia parroquial de Santiago de Cereixo. Muy desdibujada por la erosión del granito, apreciamos en el tímpano de la puerta la escena de la “traslatio” de los restos del Apóstol Santiago desde Palestina.

Imagen de la traslación de los restos del Apóstol, en el tímpano de la puerta de la iglesia de Cereixo.

Imagen de la traslación de los restos del Apóstol, en el tímpano de la puerta de la iglesia de Cereixo.

Fuera de los lindes de la iglesia parroquial, desde la explanada presidida por un roble centenario, observamos las Torres de Cereixo, un pazo fortaleza del siglo XVII, declarado BIC, que como tantos inmuebles de este tipo está hoy en día a la venta. Justo al otro lado de la ría do Porto se encuentra otro señero pazo, las Torres do Allo (municipio de Zas), convertidas en museo y punto de atención turística.

Playa de O Lago (Muxía),  frente a Camariñas.

Playa de O Lago (Muxía), frente a Camariñas.

Continuamos camino hacia Muxía por estrechas carreteras pegadas a la costa, y pasamos la playa de Leis. Más adelante, nos sorprendemos con la vista de la playa de O Lago y paramos a fotografiarla desde un alto cubierto de pinos. El cauce del río de O Lago está formado por varios pequeños regatos que llegan a él algo más arriba y se abre paso hasta el mar surcando la arena de esta deliciosa playa.

Frente a ella, el pueblo de Camariñas, y la punta en la que se encuentra la ermita de Nosa Señora do Monte. En este instante no puedo pasar sin decir que las rías gallegas esconden enclaves que le dejan a una maravillada. Detrás está Cabo Vilán, pero esta amenazadora punta de A Costa da Morte solo la divisaremos más tarde, desde el santuario de Nosa Señora da Barca, en Muxía.

Interior de la iglesia de San Xulián de Moraime.

Interior de la iglesia de San Xulián de Moraime.

Antes nos acercamos a Moraime, en la AC-440, y visitamos la iglesia románica dedicada a San Xulián, rodeada, como la de Cereixo, por un cuidado y florido cementerio. Uno de sus principales valores, las pinturas murales de los siglos XV-XVI que representan los siete pecados capitales y la muerte, se encuentran en progresivo estado de degradación.

Iglesia y cementerio de San Xulián de Moraime.

Iglesia y cementerio de San Xulián de Moraime.

La iglesia es lo único que queda de un antiguo monasterio del siglo XI, en cuyo lugar se levanta una casa rectoral con palomar, y nos cuenta Xosé María Lema que en un terreno anexo se encontraron en los años 70 restos de una antigua villa rural romana y de estructuras de canalizaciones para el abastecimiento y evacuación del agua. Aunque el yacimiento está cubierto de hierba, hay puntos en los que sobresalen algunos restos.

Santuario de la Virgen de A Barca, frente al mar, en Muxía.

Santuario de la Virgen de A Barca, frente al mar, en Muxía.

Nos despedimos del guía en Moraime y, ahora sí, nuestra próxima parada será el santuario de la Virgen de A Barca, en Muxía, al que se llega tras atravesar el pueblo. Inevitable el recuerdo del petrolero «Prestige», que naufragó hace once años frente a esta costa y que puso a Muxía en el mapa. Inevitables también son las referencias a la romería de la Virgen de A Barca y a las leyendas y ritos ancestrales en las piedras de Abalar, Os Cadrís y A Cabeza. Ponerse de cara al mar y extasiarse viendo batir las olas sobre el extenso pedregal a los pies del santuario, con el viento de frente y el salitre pegándose a nuestra piel. Contemplar al Norte sobre un cielo de color gris la figura inconfundible de Cabo Vilán y su faro guiando la entrada de la ría, y pensar en que en esta costa han ocurrido los naufragios más trágicos de nuestra historia.

Vista desde el santuario de la Virgen de A Barca.

Vista desde el santuario de la Virgen de A Barca.

Tarde, nos dirigimos al pueblo y comemos en un lugar que recomiendo, A de Loló, el restaurante de un hotel con encanto construido sobre parte de lo que fue un antiguo pazo. Moderno, confortable y con personal de trato afable. Pegado al restaurante se levanta el tanatorio del pueblo. Resulta insólito, ahí en el medio del pueblo, el tanatorio encajado en la esquina de una pequeña plazoleta, pero cuando al terminar de comer preguntamos por este detalle al hijo de la dueña del restaurante le quita toda importancia. Al fin y al cabo, ¿por qué iba a incomodarles un asunto tan cotidiano como la muerte?

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Soy periodista. Cofundadora y directora de la editorial Belagua. Trabajo en proyectos editoriales centrados en la comunicación turística de Galicia, y desarrollo tareas editoriales, de comunicación y de creación y gestión de contenidos para todo tipo de publicaciones. Soy navarra, vivo en Vigo y adoro Galicia.

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