Paseo a caballo por la Serra do Galiñeiro

 
¡Allá vamos!, a lomos de Río, Leo, Tílvuri, Xila y Seica por la Serra do Galiñeiro, sin experiencia alguna como jinetes, pero con la tranquilidad y la confianza que transmite Lauro, el guía, un estilo al protagonista de «El hombre que susurraba al oído de los caballos».
Lauro es el dueño del picadero de Chenlo (O Porriño), donde decenas de chavales se inician en la equitación. Tiene una larga experiencia como entrenador y como domador, y posee una veintena de caballos, la mayoría machos –capados, que las cosas no están como para críar potros– de todas las razas y procedencias.
Él monta a Perla, una preciosa yegua americana de color arena. Leo es el mío; es argentino, de un brillante color marrón, y creo que el más manso de todos. Tílvori a veces se para y le cuesta obedecer, pero más por la impericia de la amazona que por otra cosa. A Río, sin embargo, le anima su amazona, y trota a cada rato.
Así, conociendo a nuestros animales y observando a los demás –a Xila, un caballo blanco hispanoárabe, lo monta Javier, nuestro otro acompañante, y a Seica, elegante yegua hannoveriana, le ha tocado en suerte llevar encima a Ricardo, que no para de hacer fotos– nos adentramos entre pinos y eucaliptos y vamos ascendiendo.
Hacemos la excursión de la mano de Tamuxe Kayac, una empresa de turismo activo dedicada a actividades de naturaleza, aventura y deporte (piraguas,  bicicletas, rutas de senderismo y a caballo) en la zona de O Baixo Miño y aledaños, que viene siendo la división de Deporte y Naturaleza de Aquamiño, ésta dedicada a las rutas turísticas en barco por el Miño.
Perla, seguida de Río, Leo, Tílvuri y Xila. © Ricardo Grobas
La Serra do Galiñeiro, en el municipio de Gondomar, limita con O Porriño y Vigo, y estos días está de actualidad por dos razones bien diferentes: por un polémico proyecto para instalar en ella un parque eólico, y porque se acaba de dar a conocer la importancia espeleológica y científica de la cueva de A Trapa.Distintas informaciones la sitúan en el Monte Aloia, pero Lauro la ubica exactamente entre el Monte Aloia y O Galiñeiro. Está considerada la segunda cueva granítica de Europa –1.250 metros de galerías, un río subterráneo con un salto total de 94 metros–, y en ella se han encontrado fósiles de hasta 1.000 años de historia y ADN fosilizado en sus estalactitas.
El final de nuestra ruta es un claro en un alto completamente rocoso que nos depara una panorámica impresionante del Val Miñor y las Islas Cíes. Desde abajo, el macizo montañoso de O Galiñeiro es fácilmente identificable porque semeja la cresta de una gallina. Y donde nos encontramos se aprecia la abundancia de las grandes piedras que caracterizan la orografía de esta sierra, rica en manifestaciones prehistóricas como mámoas y petroglifos.
El día no puede ser mejor, y entre los árboles apenas se nota el calor. De vuelta, la relación con nuestros caballos se ha estrechado del todo, y la sensación de dominio y de libertad es plena. Un tironcito hacia la derecha, y Leo coge el camino que se le indica. Una ligera patadita, y anda más deprisa. Eso sí: cuidado con las ramas que salen hacia el sendero porque el caballo va a lo suyo.
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Soy periodista. Cofundadora y directora de la editorial Belagua. Trabajo en proyectos editoriales centrados en la comunicación turística de Galicia, y desarrollo tareas editoriales, de comunicación y de creación y gestión de contenidos para todo tipo de publicaciones. Soy navarra, vivo en Vigo y adoro Galicia.

Hay 3 comentarios

  1. Anonymous dice:

    La cueva de la Trapa se encuentra en la parroquia tudense de Ribadelouro, en las estribaciones del Monte Aloia- Galiñeiro

  2. Edurne dice:

    Que un colega te felicite sólo puede ser un honor, Manuel. Muchas gracias, y un saludo!

  3. Excelente reportaje, como otros que ofreces. Enhorabuena.

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