Isla de Ons: un paraje natural que se disfruta andando

Isla de Onza, en primer plano, e islas Cíes al fondo, desde el mirador de Ferodentos.
Los archipiélagos del Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia (Cíes, Ons, Cortegada y Sálvora) comparten valores naturales y culturales, pero cada uno tiene su identidad propia. Y si las islas Cíes gustan tanto y gozan de tanta fama por ser un espacio deshabitado y salvaje, el encanto de la isla de Ons reside precisamente en la presencia humana.
Tractores, asnos, pequeños rebaños de ovejas y algunos campos de cultivo nos familiarizan en esta isla con una población que en los años 40-50 llegó a ser de 500 personas y hoy vive a caballo entre la isla y localidades próximas como Bueu o Beluso.
La vida tradicional de Ons se refleja igualmente en la presencia de embarcaciones pesqueras que faenan por los alrededores, entre las cuales las más típicas y artesanales son las dornas, dedicadas fundamentalmente al pulpo, manjar típico de la isla.
Otro de los encantos de Ons es que está permitida la acampada libre, aunque de forma controlada. Es decir, se puede acampar previa autorización, y en una zona concreta, en un lugar llamado Chan da Pólvora, carente de los servicios e infraestructuras propios de un camping.
Ons cuenta con dos restaurantes muy próximos al muelle, que en verano rebosan de comensales. Separada del continente a escasa media hora en barco, la isla recibe en temporada miles de personas mediante el servicio público de transporte marítimo que realizan tres navieras con salidas desde Bueu, Portonovo y Sanxenxo, para muchas de las cuales el motivo de su visita a Ons es comer churrasco y pulpo, en caldeirada o á feira, con la inmensidad del Atlántico de fondo, o adquirir alguna de las cuarenta plantas de uso medicinal que crecen en la isla y cuyas aplicaciones conocen bien sus habitantes.
Hórreo, junto a una vivienda típica.

Con todo, la isla de Ons merece adentrarse en ella y patearla. Cuatro rutas de senderismo recorren la isla de Norte a Sur y, por entre las casas típicas del pueblo de Curro y sus barrios, hórreos, la iglesia, la ermita y el cementerio, la casa rectoral y una fábrica de salazón, entre otros elementos arquitectónicos, llevan a lugares mágicos y sorprendentes. La Laxe do Crego es uno de ellos. Se trata de un sarcófago antropomorfo, en medio de un grupo de rocas, que data del medievo y sobre el que giran leyendas y supersticiones varias.

Cuatro rutas de dificultad media o baja
Las rutas se inician en la playa de As Dornas, junto al muelle al que llega el barco de pasaje. Se entrelazan y recorren todo el perímetro de la isla, donde se encuentran enclaves de una belleza paisajística inusitada. Hacia el Sur, son  imprescindibles el faro, del que se obtiene la mejor vista desde el helipuerto próximo; el Buraco do Inferno (Agujero del Infierno), un pozo de 43 metros de desnivel comunicado con el mar y creado por la erosión del acantilado; el mirador de Ferodentos, sobre el acantilado frente a las islas Cíes, y las playas de Pereiró y de Canesol.
Faro de la isla de Ons.
Buraco do Inferno.

Y hacia el Norte, en otra ruta cuyo trazado pasa también por el faro, Punta Centolo, que mira hacia la isla de Sálvora, y desde donde se ve también la playa grovense de A Lanzada y la costa de Ribeira. Aquí crían las gaviotas patiamarillas y los corvos mariños crestados (cormoranes), por lo que el acceso es restringido en época de cría (entre el 15 de febrero y el 31 de julio).

Cerca de Punta Centolo se encuentra la playa de Melide, considerada con toda la razón la más bonita de la isla. Situada en la parte más alejada del pueblo, rodeada únicamente de naturaleza, es muy apreciada por los nudistas. Pequeña, de arena blanca y agua cristalina, es también el lugar de fondeo preferido por los barcos de recreo.
Playa de Area de Cans.

Las rutas Sur (2 horas y 30 minutos) y Norte (3 horas) de la isla de Ons son las más largas, aunque de dificultad media. Para llegar hasta el faro, sin embargo, no es necesario realizar la Ruta Sur completa, sino que se puede seguir un trazado más corto, de 4 kilómetros, y una hora y 15 minutos de duración, con parada en la Ensenada de Caniveliñas.

Por último, desde la playa de As Dornas, en la que todavía se ven algunas dornas varadas, puede iniciarse también la cuarta y más pequeña de las rutas por la isla de Ons, la Ruta do Castelo, de poco más de un kilómetro y 40 minutos de duración, y dificultad baja.
Una furna (cavidad profunda) típica del Parque Nacional, fruto de la acción del mar sobre los acantilados.

El camino lleva a otro privilegiado mirador, donde estuvo enclavado un antiguo castillo. Cara al Norte, se ven las playas de Melide y de A Lanzada; cara al Sur, el pueblo de Curro, la isla de Onza y las islas Cíes, y de frente, la ría de Pontevedra, a la que protege del Atlántico el archipiélago de Ons.

Mucho que ver y mucho que descubrir, en definitiva, en una isla que han esculpido a partes iguales el viento, el mar  y la historia y las tradiciones de sus pobladores. Buenas playas, buena comida, patrimonio natural, arquitectónico y sociológico… ¿Qué más se le puede pedir a la isla de Ons?
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Soy periodista. Cofundadora y directora de la editorial Belagua. Trabajo en proyectos editoriales centrados en la comunicación turística de Galicia, y desarrollo tareas editoriales, de comunicación y de creación y gestión de contenidos para todo tipo de publicaciones. Soy navarra, vivo en Vigo y adoro Galicia.

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