A Toxa, templo termal y centro del Turismo de reuniones

Isla de A Toxa (O Grove, Pontevedra).

Foto aérea de 1999: Isla de A Toxa (O Grove, Pontevedra).

Publicado en «Professional Events». Núm. 18. Abril 2008

Puede resultar chocante que el origen del destino turístico más sofisticado de Galicia lo protagonice un borrico tiñoso que sanó por contacto con las aguas mineromedicinales del lugar, pero no es más que uno de esos contrastes tan comunes en esta tierra atlántica que cabalga por el siglo XXI prisionera de leyendas.
La afamada isla de A Toxa es hoy en día un gran complejo turístico dedicado al Turismo de Salud. Por su emplazamiento, en la ría de Arousa, a escasa distancia de los aeropuertos de Santiago de Compostela y de Vigo; por su suave clima atlántico; por el reputado marisco y los afamados vinos albariños de la zona; por sus posibilidades de ocio, deporte y descanso, A Toxa garantiza el éxito de cualquier evento de tipo profesional o privado.
La oferta hotelera de la isla se reparte entre el mítico y centenario Gran Hotel, un 5 estrellas propiedad de la cadena Hesperia; el Hotel Hesperia Isla de La Toja (4 estrellas) y el Hotel Louxo (4 estrellas). Los primeros, con balnearios, y el tercero dedicado a la talasoterapia, poseen excelentes instalaciones y servicios para Convenciones y Turismo de Incentivos. Junto a la calidad de éstos, los destinados al ocio y la salud cobran en A Toxa tintes exclusivos, con el protagonismo indiscutible de un agua, con temperatura entre 37 y 60 grados, considerada una de las mejores aguas mineromedicinales del mundo.

Fotografía del Gran Hotel de A Toxa, tomada en 1999.

Merece la pena disfrutar de la tranquilidad del Balneario del Gran Hotel y de su Club Termal con piscina climatizada, cascadas, hidromasaje, jacuzzis, saunas y camas térmicas; de los masajes, y de los tratamientos de belleza de los laboratorios de los productos La Toja, a base de algas atlánticas y de sales minerales del agua de la isla.

Hay que decir –y esto no es leyenda– que llegan camiones cisterna ex profeso para extraer el agua termal de sus tres pozos. Y que del tiempo de la antigua fábrica de jabones sólo queda el edificio, cerrado. Su recuerdo pervive en la tienda “Manantiales de La Toja”, cuyo hall de columnas azulejadas exhibe un cartel publicitario de 1918 y unos paneles explicativos del proceso de elaboración de los jabones.

Instalaciones deportivas y golf

Por si la acción del agua termal no fuera suficiente para combatir el estrés, todos los hoteles disponen de Fitness Club, y en la isla hay pistas de tenis y paddle, campos de hierba para jugar a futbito o hacer tai chi, una zona verde de 21 hectáreas con senderos entre pinos, paseos por los que practicar footing, y hasta un campo de golf de 9 hoyos.
Jugar al golf en A Toxa tiene el aliciente añadido de que las dificultades varían con las mareas. El campo es de absoluta precisión. No sólo porque el mar está presente en cinco de sus hoyos, sino también por la disposición de una buena masa de pinos en todo el campo. Quienes lo conocen saben que el hoyo 6 es el más difícil, pues la playa y el mar dominan en todo momento. El más famoso, sin embargo, es el hoyo 5, en la punta más occidental de la isla, por su espectacular panorámica de la ría de Arousa, en un arco que abarca desde O Grove hasta Santa Uxía de Ribeira.
A muy pocos kilómetros, en el municipio de Meis, los amantes del golf disponen de otro campo, éste de 18 hoyos. Un bosque de pinos gallegos, amplias calles, lagos y obstáculos naturales conforman un espacio de absoluta tranquilidad con magníficas vistas a la ría de Arousa.
Hotel con historia
El Gran Hotel conserva el halo de distinción que le ha acompañado desde su fundación en 1907. Su señorial barandilla de forja, con motivos dorados y pasamanos de madera de la escalinata interior de mármol; sus alfombras con el tradicional logotipo de La Toja; sus coloridas vidrieras; sus habitaciones con terraza y vistas al mar, y ese silencio decoroso que inunda la Recepción, los corredores y el acceso interior al Balneario traen a la memoria los años no tan lejanos en que el Gran Hotel era el lugar de veraneo de familias al completo de clase pudiente. Muchas de ellas, con el paso del tiempo, han adquirido suntuosos chalés o residencias en lujosas urbanizaciones en la propia isla. Ahora bien, el colmo del refinamiento es casarse en la pequeña capilla de Las Conchas –propiedad del Gran Hotel–, con alfombra roja entre la capilla y la entrada posterior del hotel.

Capilla de San Caralampio, también conocida como de Las Conchas.

Foto aérea de 1999: en primer plano, la capilla de San Caralampio, también conocida como de Las Conchas.

A Toxa es, en suma, un espacio donde conviven adineradas familias gallegas y madrileñas con las humildes gentes de O Grove, que faenan en sus bateas en las cercanías, extraen de las playas almejas finas y babosas, berberechos y navajas, o venden a los turistas sus artesanales collares de conchas de colores. En este ambiente, tan sugerente es acudir una noche al Casino de aire decimonónico como disfrutar de un paseo en barco por las aguas del mar de Arousa. Y más si está acompañado de una degustación de marisco, el rey de la dieta atlántica, y un rico vino albariño de cualquiera de las casi 200 bodegas de la subzona de O Salnés (Denominación de Origen Rías Baixas).

Y ya que hablamos de gastronomía: pescados, mariscos y especialidades de la cocina atlántica satisfarán a cualquiera. Pero comer –tan gratificante cuando la materia es de primera calidad– puede tener efectos hechizantes en el Pazo de Señoráns, en Meis, especialmente preparado para celebraciones o reuniones, que luce intacta su estética palaciega. Hórreo, capilla, patio, solana, palomar y bodega conforman un entramado perfectamente restaurado que sólo pueden admirar sus privilegiados comensales. Porque lo malo de los pazos es que están fortificados de tal forma que desde fuera no se pueden ni imaginar.

Ni siquiera el de Fefiñáns, en la vecina localidad de Cambados, deja intuir –por mucho que su fachada coincida con la monumental plaza y enseñe su blasonado puente-arco de balaustrada barroca– la grandeza que esconden sus muros: señoriales estancias, huertas, capilla, torreón, fuentes labradas en piedra… Gracias que puede visitarse su tienda-bodega de vinos y licores: toda una ensoñación.

Pazo de Fefiñáns, en Cambados.

Los alrededores
De excursión por las proximidades de A Toxa, a poca distancia de Cambados, otro reducto mágico es el pequeño núcleo de Combarro. Con sus hórreos a la orilla del mar; sus casas arracimadas, como huyendo de la marea alta; sus cruceros con altares sobre las rocas que cimentan todo el casco histórico, el pueblo aúna tradición agraria y marinera y asiste perplejo al creciente interés que suscita su particular estampa.

En este extremo atlántico, la autopista A-9 pone en comunicación Pontevedra y Santiago de Compostela. Pontevedra exhibe con orgullo la rehabilitación integral de un casco histórico en el que bulle la vida ciudadana y se suceden pequeñas plazas de soportales, a cada cual más coqueta, pintoresca y entrañable –La Herrería, La Leña, La Verdura, El Teucro y la Plaza de las Cinco Rúas–. Por su parte, Santiago de Compostela, primer destino turístico de Galicia, no termina nunca de conocerse del todo. Y si no, prueben a pasear por los tejados de la catedral.

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Soy periodista. Cofundadora y directora de la editorial Belagua. Trabajo en proyectos editoriales centrados en la comunicación turística de Galicia, y desarrollo tareas editoriales, de comunicación y de creación y gestión de contenidos para todo tipo de publicaciones. Soy navarra, vivo en Vigo y adoro Galicia.

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